Vivir como perros, con unos perros (cuento)

Hola, ¿que tal mis queridos lectores? De nuevo me disculpo por mi ausencia de ayer. Para recompensarles (y espero que les guste), estuve ocupado ayer escribiendo un cuento en Word. Es uno que escribí para la clase de Español, pero mi profesor no me lo devolverá hasta después de vacaciones, y eso es hasta mediados de julio, y como quiero mostrárselos, no me quise esperar así que puse todo lo que me recordaba, y le añadí más.
Nota: Este cuento no tiene nada que ver con la línea Jiem, es sólo un cuento que trata sobre los derechos humanos. La historia está en narrador protagonista, y poco a poco deben descubrir de que trata.
Veamos como me queda, espero que les agrade.

Viviendo como perros, con unos perros

Una noche por estos malditos lugares, no podía dormir. Ese llanto de un niño que acaba de venir al mundo, a este mundo al que habría preferido no haber nacido. Pobre niño.
Me alegro por la madre, ha de ser su única felicidad en este lugar destructor de vidas. Mierda, no he dormido nada y mañana tengo que ir a trabajar, aunque no tenga paga. Para esa gente con trapos en la cabeza y metralletas en mano, una paga son 3 latigazos en la espalda por no realizar bien mi trabajo. Esos perros, un día me voy a liberar, me lanzaré sobre alguno de ellos y con su arma los mataré a todos. Voy a disfrutar mucho eso, liberaré a todos aquí, y finalmente nos iremos. Ya tengo algo de sueño…
Hoy no he comido nada, y así quieren que uno trabaje. Por suerte uno de esos que nos cuidan se durmió después de botar lo que desayunó, voy a cogerlo antes de que alguien más lo haga.
A veces me distraigo durante mi jornada, y miro a mí alrededor. Decenas de personas, destrozadas, desnutridas trabajando duro día a día.
Mientras esa gente están en guerra o no sé que rayos, nosotros estamos trabajando para darles de comer. Nos tratan como perros, no, creo que a los animales por lo menos los tratan.
Aquí hay que pelear para sobrevivir, y creo que soy el único de aquí que ha comido algo en todo el día. Esta noche hay un tipo de reunión aquí, entre todos nosotros. No puedo oír nada, pero parece que piensan escapar. Y es que hemos notado que esos perros se distraen mientras almuerzan, jugando con cartas o algo.
Con las herramientas que nos dan, hemos estado haciendo un agujero por una de las paredes de piedra que llegan al río, y no hay guardas ahí. Ya está decidido, mañana lo haremos.
Sólo espero que sirva, por lo menos que se salven los niños, si nos matan o nos quedamos aquí otros 10 años, no importa, esto es lo que tengo que vivir, ya no se puede hacer nada. Estamos destinados a esto, ni siquiera creo que el plan de escape sirva, no tenemos fuerza ni para masticar si nos dieran algo de comer. Pero yo me voy a arriesgar, y por lo menos mato a uno de esos, y luego moriré feliz, terminando la tortura de estar en este lugar del infierno.
Ya es hora, tal vez estas sean mis últimas palabras en este pedazo de papel que llamo diario. Los perros están almorzando y tenemos 10 minutos. Espero que toda esta miseria termine ahora, de una vez por todas. Sólo miro a esas personas desesperadas por salir, tratan de empujarse para salir, pero no tienen fuerza. Estas personas, en lugar de ayudarse, alguien va a terminar muerto antes de que esa gente llegue y nos vea.
Ahora sí, voy yo. Se siente bien esa sensación de libertad, y ya puedo sentir el aire en mi cara. Hay mucha humedad aquí, y siento que las ratas de este túnel me están mordiendo. En esto, tengo que oír un llanto. Llanto de un niño buscando su madre, no voy a dejar que crezca aquí.
- Pablo, Pablo, regresáte pa´ cá ¿Dónde vas?
Ya vuelvo señora, que hay un niño aquí todavía, le digo a la doña Enia.
Hasta ahora siento algo de satisfacción, volviendo por este niño que habría crecido aquí, si a eso se le puede llamar crecer. Vaya, me siento tan bien, lástima que perdí ese pedazo de papel, estaría escribiendo ahora esta sensación de solidaridad que carece en este infierno. Lástima que nadie escuchará o leerá mis pensamientos, porque creo que sería una gran historia para esos escritores de las civilizaciones de allá, después del reflejo del sol.
Ya llegué al agujero, y… Dios, se dieron cuenta esos pe… uhh…h.

Eso es todo, algo corto, ¿verdad? pues, escribí menos en el que le entregué al profesor, pero bueno... si les gustó o tienen algo que decir, por favor comentenlo.
pura vida.